Para cuando te sientas solo y la tristeza no sea más que un viejo y persistente recuerdo,
que la luz siga molestando tanto como el latir de tu corazón y recuerdes todas estas cosas que a mí me importaron y nunca fueron más que desecho, nada más que relleno en tu habitación.
Y mientras tanto el tiempo se nos va, tan lejos como tú y yo, tan lento como el amanecer
pero constante como el reanimador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario