Para poder encontrarte aquí bajo el sol, tuve que llegar caminando junto al fresco de la mañana, aún con las estrellas en el cielo que me guiaron a través de calles, casas y edificios que tuve que esquivar.
Y llegué a esperar que las distancias recorridas me acercaran a ti, como se acerca el día cuando la luna se nos va.
Pero el sol no te trajo, ni el tiempo, ni el viento, solo me quedó una extraña sombra que escribía a la par que yo, que se movía conmigo y que cuando me fuí, se quedó a recordarte que estuve aquí...
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