12 mar 2013

El camino que dejé

Y es que realmente no extraño a nadie, solo los momentos, todos aquellos recuerdos y situaciones, todo lo que quería,  en lo que creía y lo que me gustaba. En realidad extraño la sensación del viento de aquellos días de gloria, el sol que alumbraba nuestro camino, el de mis amigos, el tuyo. 
En realidad no pienso en ti, solo en tu ausencia que se solidifica en cada vez que no te miro, cada vez que corro y vuelo, cuando caigo, cuando eres un recuerdo extraño al que ya no extraño.

Días victoriosos que terminaron siendo una guerra interminable, miles de batallas que libramos juntos, contra el mundo, contra ti, contra mi, contra nosotros. Y hoy que lo pienso, seguimos aquí, recordando lo bueno, lo malo, los días de playa y la carretera, yo sigo pensando en las tardes lluviosas, grises y verdes que recorrí sin rumbo, sin buscar refugio porque ya lo tenía en tus labios, en mis aventuras, en sus risas, en lo que hacia solo por hacer, y por hacer, llegué a deshacer todo lo que en algún momento yo mismo creé. 


Entre sombras: la vida

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